La osteomalacia es una enfermedad que afecta al metabolismo de los huesos. Consiste en una disminución de la mineralización de los mismos. Los huesos están formados por células llamadas osteocitos y una matriz celular mineralizada. Esta matriz es la que les proporciona dureza y firmeza. Lo que ocurre en la osteomalacia es que el tejido parece ablandarse, debido a una carencia de vitamina D.
¿En qué consiste la osteomalacia?
La osteomalacia, como acabamos de señalar, es una enfermedad del metabolismo óseo. Según explica un artículo de la Sociedad Española de Medicina Interna, hace referencia a un ablandamiento de los huesos. Es decir, una disminución del proceso de mineralización de los mismos.
La causa principal de este trastorno es un déficit de vitamina D. La mineralización del hueso es un proceso que se realiza gracias al calcio y al fósforo, los que se obtienen a través de la dieta.
Para ser absorbidos a nivel intestinal debe actuar la vitamina D. Es una hormona que se sintetiza en la piel y en los riñones. Para poder tener una vitamina D activada se debe recibir cierta cantidad diaria de luz solar.
Síntomas de la osteomalacia
La osteomalacia en sí misma no produce síntomas. A medida que progresa es posible que aparezca dolor en los huesos y una debilidad muscular pronunciada.
Según explican los especialistas de la Clínica Mayo, el dolor afecta a la zona lumbar, la pelvis y las caderas. También puede aparecer en las piernas o en las costillas. Se agrava por las noches y suele resistir al descanso y a los analgésicos comunes.
La debilidad muscular se debe a que poco a poco se pierde el tono muscular. Uno de los signos más característicos es la llamada marcha de pato.
Causas y factores de riesgo
La osteomalacia se produce porque no se lleva a cabo de forma correcta la mineralización de los huesos. Antes hemos señalado que la principal causa era un déficit de vitamina D, pero hay otras.
La carencia de la vitamina D puede aparecer por una exposición solar baja o una dieta baja en dicho nutriente. Otras de las causas son los trastornos renales o hepáticos. Tanto el hígado como el riñón son fundamentales para que el organismo sintetice y active la vitamina.
Es importante destacar que la osteomalacia también puede ser secundaria a cirugías intestinales. El calcio y el fósforo se absorben en el intestino.
Factores de riesgo
Existen numerosos factores que aumentan el riesgo de sufrir osteomalacia. Según explica una publicación de Versus Arthritis, este riesgo es elevado en personas mayores. La razón es que se exponen poco al sol, sobre todo aquellos que están hospitalizados o recluidos en su domicilio.
Parece ser que las personas asiáticas, en especial los hindúes, también son una población de riesgo. Ocurre lo mismo con las personas que utilizan ropa que cubre gran parte de su piel durante el día .
¿Cómo se diagnostica la osteomalacia?
La osteomalacia es un trastorno difícil de diagnosticar. Es importante que el médico realice una historia clínica extensa para conocer los síntomas, los problemas subyacentes y cualquier factor que lo oriente. La exploración física es muy variable y poco específica.
Por eso se suelen requerir ciertas pruebas complementarias que ayuden a confirmar el diagnóstico. Lo primero es un análisis de sangre para medir niveles de calcio, de fósforo y de vitamina D.
El análisis de orina también puede ser de ayuda. Mediante el mismo se puede estudiar la función del riñón. Además, permite comprobar si hay una excreción de calcio o de fósforo aumentada.
Las pruebas de imagen son fundamentales.
Tratamiento
El tratamiento de la osteomalacia es bastante sencillo. Según explica un artículo de la Clínica Cleveland, es suficiente con conseguir una cantidad adecuada de vitamina D en el organismo. Para ello se pueden emplear suplementos por vía oral o inyecciones.
También suele recomendarse aumentar la ingesta de calcio y de fósforo. En este caso, lo ideal es hacerlo mediante la dieta, pero también hay suplementos artificiales. Si la osteomalacia tiene una causa subyacente, como una enfermedad renal, hay que tratarla.
Prevención y recomendaciones generales
La osteomalacia, en la mayor parte de los casos, puede prevenirse. La razón es que un porcentaje muy alto se produce por un déficit de vitamina D. Esta carencia suele ser consecuencia de una dieta con bajo contenido de la misma o por poca exposición solar.
Por eso es fundamental tratar de llevar una alimentación completa y variada. Se deben incluir alimentos como el pescado y el huevo.