"La razón por la que no acabamos [con la pandemia] es la falta de un compromiso político real", sostiene el director general de la Organización Mundial de la Salud.
Muchos se preguntan cuándo volveremos a vivir en un mundo libre del covid-19, y aunque ahora hay varias herramientas para que este deseo se haga realidad, los gobiernos y las compañías no hacen lo suficiente, declaró el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, durante su discurso en la 138.ª sesión del Comité Olímpico Internacional.
"La pandemia terminará cuando el mundo decida acabar con ella", aseveró Tedros, al recordar que "el 75 % de las vacunas han sido administradas en solo 10 países" y que "la razón por la que no acabamos [con la pandemia] es la falta de un compromiso político real".
"Tenemos todas las herramientas que necesitamos: podemos prevenir esta enfermedad, podemos hacer pruebas para detectarla y podemos tratarla", subrayó el director general de la OMS, recordando que "esto es más de lo que tenemos para muchas otras enfermedades". "No hay vacuna para el VIH, no hay cura para la enfermedad de Alzheimer, no hay una prueba sencilla para todas las formas de tuberculosis, y la lista es muy, muy larga", señaló.
Entretanto, la OMS insta a la vacunación masiva contra el coronavirus e insiste en que el objetivo común debería ser vacunar a al menos el 10 % de la población de cada país para septiembre de 2021, al 40 % para finales de este año y al 70 % para mediados de 2022.
En su discurso, Tedros recalcó que "cada gobierno debe comprometerse a proteger a su población con un conjunto de medidas sociales y de salud pública adecuadas y coherentes" y lamentó que las inversiones en las medidas anticovid son "una fracción de lo que se invierte en defensa para matar a la gente". "Si las naciones pueden movilizar el poder de la industria para la guerra, ¿por qué no pueden hacer lo mismo para derrotar a este enemigo común?", preguntó.
También lamentó la incapacidad mundial de compartir vacunas, pruebas y tratamientos, incluso el oxígeno, recordando que en los países de ingresos bajos "solo 1 % de la población ha recibido al menos una dosis" de la vacuna anticovid mientras que "algunos de los países más ricos están hablando ahora de terceras inyecciones de refuerzo para sus residentes".
"La tragedia de esta pandemia es que ya podría estar controlada si las vacunas se hubieran distribuido de forma más equitativa. La distorsión en la fabricación y distribución de las vacunas ha puesto de manifiesto y ha amplificado las desigualdades punzantes que han manchado la historia de la humanidad", expresó Tedros.
En su opinión, las empresas que fabrican vacunas, pruebas y tratamientos "también tienen la responsabilidad social de asegurarse de que esas herramientas estén disponibles para todos los que las necesitan, en cualquier lugar", y muchas compañías no han cumplido con sus compromisos de compartir las dosis.
Se necesitan 11.000 millones de vacunas para inmunizar al 70 % de la población de cada país para mediados del próximo año, y ese objetivo requiere un aumento drástico de la producción. "Hay muchas formas de aumentar la producción, como compartir los conocimientos y las tecnologías con otras empresas con capacidad de producción, o renunciar a los derechos de propiedad intelectual sobre ciertos productos durante un tiempo determinado", sugirió el director del organismo.