Los huéspedes del gusano parásito llamado equinococosis alveolar son caninos, típicamente zorros y coyotes, pero potencialmente también pueden ser perros.
Científicos de la provincia canadiense de Alberta han informado sobre un aumento alarmante de casos de equinococosis alveolar ('Echinococcus multilocularis', o EM) en esta región.
Se trata de una enfermedad rara y potencialmente mortal provocada por un parásito 'importado' de Europa que crece en el hígado, causando graves complicaciones de salud y hasta la muerte, según un comunicado emitido por la Universidad de Alberta.
Un estudio publicado en marzo de este año sobre los casos de EM en Alberta encontró 17 casos de esta enfermedad diagnosticados en la provincia entre 2013 y 2020.
La enfermedad se puede encontrar en ciertas áreas de Europa y Asia, aunque es rara en humanos. Antes de la década de 2010, era prácticamente inexistente en América del Norte.
Con anterioridad al reciente aumento, solo se habían confirmado previamente dos casos de EM en humanos en América del Norte: uno en la provincia canadiense de Manitoba en 1928 y otro en el estado estadounidense de Minnesota en 1977.
"Este parásito ahora se ha establecido ampliamente en la naturaleza en las praderas. Se ha encontrado en Saskatchewan y en Columbia Británica, pero Alberta ha tenido la mayoría de los casos de enfermedades humanas", señaló Stan Houston, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Alberta y codirector del estudio.
La enfermedad se contrae al consumir huevos microscópicos que tenia al comer alimentos contaminados o al manipular animales infectados. Estos huevos pueden implantarse dentro de los órganos y desarrollarse en ellos.
Según Houston, la cepa de EM encontrada en los casos de Alberta ha sido identificada por científicos de la Facultad de Medicina Veterinaria en Calgary como originaria de Europa, probablemente en perros traídos a la zona.
Los huéspedes de este parásito son caninos, típicamente zorros y coyotes, pero potencialmente también en perros domésticos, aunque el parásito se considera relativamente inofensivo para ellos.
Cuando un roedor ingiere huevos de parásitos de las heces caninas, adquiere una forma diferente de la enfermedad y desarrolla un tumor, o crecimiento parasitario, en el hígado, que lo mata. Cuando un canino se come al roedor, el parásito vuelve a tomar la forma de tenia.
Si el parásito se detecta a tiempo, el tratamiento puede incluir una cirugía para extirparlo del hígado. Debido a que el parásito inicialmente no presenta síntomas suele crecer lentamente, cuando se detecta, alrededor de dos tercios de los pacientes serán inoperables. En esos casos se recurrirá a medicamentos antiparasitarios de forma permanente.
Si no se trata, el parásito podría matar a su huésped humano en un plazo de 10 a 15 años.