De acuerdo con la Organización Internacional para el Estudio de Plantas Suculentas, el atractivo de estas deriva en la adquisición de la especie como planta ornamental. Son variadas en tamaños y colores, por lo que engalanan jardines, salas, oficinas y tiendas.
Su resistencia las posiciona como una de las favoritas gracias a su metabolismo reducido y cierta independencia. No obstante, confiar en que sobrevivirán por sí solas podría afectarles hasta la muerte, pues los insectos afectan su salud.
1. Cochinilla algodonosa
La cochinilla algodonosa es de las más peligrosas plagas en las suculentas. Segrega sacos de huevos que aparentan una sustancia algodonosa, capaz de provocar fumagina u hongo negro.
Esta clase de cochinilla es blanquecina, gris claro o marrón y mide hasta 4 milímetros. Se amontona debajo de las raíces o en el reverso de las hojas.
Para salvar la planta es necesario considerar a tiempo la enfermedad. Si lo logras, limpias la zona afectada con un bastoncillo o algodón empapado de jabón potásico o alcohol.
2. Cochinilla de escudo
Las cochinillas de escudo se pegan a la superficie de las suculentas para alimentarse de la savia. Las ubicas en áreas de sombra y las reconoces por sus escamas marrón.
Con el caparazón se protegen de insecticidas, por lo que debes eliminarlas con un objeto afilado. Algunas veces la adherencia es tan fuerte que al despegarlas queda un agujero en la planta. En este caso, cura la herida aplicando canela en polvo.
3. Gorgojos
Los escarabajos pequeños o gorgojos son plagas en las suculentas que se comen las raíces o las hojas. Es posible verlos en distintos tamaños y formas, actuando desde que son larvas. Al crecer, su hocico se alarga y atacan hasta marchitar la planta.
El método más efectivo para curar la infestación es con insecticidas que contengan aceite de neem. Un artículo de la revista Vinculando, titulado “El neem en la salud animal y en el control de plagas”, explica que sus propiedades inhiben el desarrollo de huevos, envenenan larvas y es efectivo para defender las plantas de defoliadores.
4. Hormigas
No son propiamente una plaga, pero un ejército de hormigas pone en riesgo tus suculentas. Su presencia es señal de otros males que sufre la especie. Además, suelen perforar las hojas.
Las llama el néctar de la floración y sustancias dulces que segregan algunos bichos, como las cochinillas. Asimismo, transportan plagas de una planta a otra.
El primer paso para erradicarlas es acabar con las pestes que pudiera tener la suculenta. Complementa con un cebo o diatomita. Esta última es considerada como un protector de plantas ante hongos e insectos, de acuerdo con la publicación “Usos de la tierra diatomea”, de la revista Tecnicaña.
5. Pulgones
Miles de especies vegetales son devoradas por los pulgones, unos insectos con forma de gota y de coloración amarilla, negra o verde. Miden pocos milímetros y sobreviven absorbiendo el jugo de los tallos y las hojas. Igual que las cochinillas, sueltan una sustancia azucarada que atrae hormigas. Prefieren las flores para refugiarse y expandir moho. Tienden a deformar la suculenta, la que agoniza mostrando rosetas y torceduras.
Combátelos con una mezcla de alcohol al 70 % desleído en agua y rociado con un pulverizador. Hazlo de noche, así el sol no quema las hojas.
Una segunda sugerencia es la combinación de ajo, ajíes y menta, hervidos y reposados para regar la planta con su agua durante 5 días. Lo haces hasta que desaparezca la peste.
6. Babosas y caracoles
Suelen ser plagas de exteriores que optan por ambientes húmedos y oscuros para reproducirse. Las babosas no tienen caparazón, mientras que los caracoles sí. Llegan a comerse completa la planta.
Puedes trasladarlos a otro lugar y cercar la suculenta con cáscaras de huevo o trampas de cerveza en las que caen con facilidad. También funcionan los tratamientos vendidos en comercios.
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