Los ataques de ansiedad se producen cuando el cuerpo se expone a situaciones límites o que interpreta como límites. Se sabe que es un ataque de ansiedad cuando se siente una sensación de angustia o miedo generalizado. Muchos de los ataques de ansiedad son producidos por el estrés, aunque sufrir algún episodio de este tipo puede suponer que tengas de algún tipo de trastorno mental.
Este tipo de ataques son muy similares a los de un infarto, por lo que es relativamente frecuente que personas que se enfrenten a los ataques de ansiedad por primera vez se preocupen y acudan a un hospital o centro de salud. Aunque si es verdad que algunos ataques de ansiedad pueden acabar en infarto, no es lo habitual, y si alguna vez sufres alguno, es recomendable que intentes relajarte contando lentamente hasta 20 y respirando muy despacio.
Síntomas de un ataque de ansiedad
Un ataque de ansiedad puede diagnosticarse a partir de varios síntomas, siendo el más representativo y general de todos el de una sensación de angustia generalizada. Si profundizamos un poco más, podemos ver también que el sujeto que sufre del cuadro de ansiedad también tiene palpitaciones y una elevada frecuencia cardíaca. A esta taquicardia, se le suma una sensación de ahogo con una respiración muy rápida, sientes como que te falta el aire. El pecho se te oprime y sientes que algo muy pesado está encima de ti.
Esta horrible sensación surge de que tu cuerpo, alertado por el miedo o peligro que tu cabeza puede haber sugerido, se prepara para que puedas huir y te dispone con una sensación de malestar, de miedo y de pánico que haga que no quieras seguir en el mismo lugar. Este tipo de reacción del cuerpo es de carácter instintivo y pertenece al lado animal que tiene el ser humano.
Otro de los síntomas y a su vez consecuencia del ataque de ansiedad es el exceso de sudoración y escalofríos, que derivan una vez más de el deseo de huir, ya que el cuerpo activa todos sus músculos y sube la temperatura corporal. Pero cuando el miedo se sobrepone, surgen temblores, náuseas y molestias abdominales, que surgen también de un aumento de la adrenalina en tu sangre y el deseo de vaciar tu estómago de tu cuerpo.
Cuando se produce un ataque de ansiedad, la carga psicológica es muy grande, por lo que consecuencia de esto es que surjan diversos comportamientos anómalos, como la sensación de irrealidad. Esto nos pasa porque nos supera la situación, y como tal, la interpretamos como algo irreal.
Es también síntoma de estos ataques la persistencia del temor que ha producido la crisis de ansiedad en tu cabeza, no puedes dejar de pensar en aquello que te ha producido el ataque de ansiedad, y esto hace que te sientas inquieto e intranquilo. Sentirse así hace que puedas estar más irascible y cansado de lo normal, ya que la persistencia del temor también te acompaña por la noche, lo que hace que sea más difícil que duermas y descanses bien.