La piel es el órgano más grande del cuerpo humano, cubre un área de aproximadamente 2 metros cuadrados y pesa 5 kilogramos. Se divide en dos capas principales (la epidermis y la dermis) y realiza muchas funciones como mantener intacta la estructura corporal, actuar como barrera protectora y actuar como sistema de comunicación con el medio ambiente.
La alimentación es esencial para la energía y el desarrollo, por lo que tiene un impacto directo en la salud de la piel.
La fuerza, el brillo, la elasticidad, la presencia de arrugas o manchas y la velocidad de recuperación de la piel dependerán del contenido y cantidad de nutrientes de nuestra dieta.
Vitamina C
La vitamina C se encuentra en la dermis y la epidermis, y tiene un efecto antioxidante, por lo que es muy útil contra los radicales libres (sustancias inestables que afectan la estructura de las células sanas). Esto ayuda a reducir el riesgo de envejecimiento prematuro.
La vitamina C también puede beneficiar la salud de la piel al estimular la producción de colágeno. Se trata de un grupo de proteínas que el organismo utiliza para mejorar la elasticidad y resistencia de los tejidos, determinando así el aspecto de la piel, el cabello y las uñas.
La ingesta diaria recomendada de 65 a 90 mg de vitamina C, la puedes obtener añadiendo frutas cítricas (como limón, naranja o pomelo), verduras de hoja verde (como brócoli y espinacas), frutos rojos y pimientos, etc., dieta.
Vitamina D
La exposición regular al sol ayuda a obtener vitamina D, que luego es absorbida por el hígado y los riñones y luego transportada a otras partes del cuerpo para formar células sanas (incluidas las células de la piel).
La evidencia científica muestra que la vitamina D también puede ayudar a la piel al reducir la inflamación, reducir la irritación y combatir la psoriasis.
Puede exponerse al sol durante unos 10 minutos (consulte a su médico si tiene antecedentes de cáncer de piel) y comer alimentos enriquecidos (como cereales o yogur) y pescado magro (como salmón, atún y bacalao y su aceite, rico en ácidos grasos Omega) 3.
Vitamina E
La vitamina E tiene propiedades antioxidantes y es especialmente útil para el cuidado de la piel, previniendo los daños del sol, previniendo la inflamación y la aparición de manchas o arrugas.
Generalmente, el cuerpo humano produce vitamina E a través del sebo, que es una sustancia que se libera a través de los poros de la piel. Cuando está debidamente equilibrado, el sebo ayuda a mantener la piel sana y previene la sequedad.
Para obtener una dosis diaria suficiente de vitamina E (aproximadamente 15 mg), se recomienda comer frutos secos (como almendras o avellanas), semillas (como pipas de girasol) y alimentos como verduras, trigo, girasol, maíz o soja. petróleo.
Vitamina K
La vitamina K estimula el proceso de coagulación de la sangre, por lo que ayuda al cuerpo a curar heridas, hematomas y áreas afectadas por la cirugía.
También parece ser útil para ciertas afecciones de la piel (como estrías, cicatrices y manchas oscuras). Por lo tanto, generalmente se encuentra en muchas cremas y ungüentos.
La ingesta diaria recomendada de vitamina K es de entre 90 y 120 microgramos, por lo que las deficiencias son raras.
Puede obtener esta nutrición agregando alimentos verdes (como espinacas, col rizada, repollo, lechuga o frijoles) y otros alimentos a su dieta.
Grasas saludables
A pesar de sus connotaciones negativas, la grasa es necesaria para el funcionamiento normal del organismo.
Ayudan a formar la membrana celular de todas las células del cuerpo, proporcionan aislamiento y promueven la regulación de la temperatura.
Para aprovechar estos beneficios que afectan directamente a la salud de la piel, es importante incorporar grasas saludables, a saber, grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas.
Los puedes encontrar en aceites como aceite de oliva, colza o cacahuete, aguacates, frutos secos, productos de soja y pescados grasos (como atún, caballa, salmón o sardinas).
Líquido
Mantener la humedad es muy importante para mantener la salud del cuerpo y la piel.
Cuando está deshidratado, su piel pierde su fuerza, elasticidad y luminosidad, y es más probable que esté marcada, seca y dañada.
Para evitar esta situación, se recomienda beber de 6 a 8 vasos de agua al día, aunque depende totalmente de las necesidades personales.
En comparación con las personas sedentarias o no tan activas o que viven en regiones frías, este consumo no tendrá el mismo efecto en las personas activas o que viven en regiones cálidas.
Una buena forma de saber si hay suficiente orina es a través de la orina. Si su color es oscuro, significa que no ha agregado suficiente líquido.
Recuerde, el agua es la mejor y más fácil forma de hidratarse, pero si su piel se complementa con frutas y verduras hidratadas (como apio, fresas, melón, pepino, sandía o tomate).
Precauciones
Así como existen buenas opciones para la piel, algunos productos pueden dañar la piel.
Por ejemplo, alimentos altamente procesados o ultraprocesados o productos comestibles, a saber, sopas o fideos enlatados, deshidratados o envasados, margarina, harina para pasteles, papas fritas, refrescos, galletas, dulces, condimentos, helados, mermeladas o mermeladas, etc.
Estos productos se elaboran con ingredientes industriales (aglutinantes, conservantes, emulsionantes, estabilizantes o disolventes), que suelen tener poco o ningún alimento entero.
Junto con cantidades excesivas de cafeína, sal, alcohol y azúcar, estos productos pueden ser nocivos porque pueden provocar inflamación y estrés oxidativo, lo que puede afectar la salud de la piel.
También suelen tener un índice glucémico (IG) alto, que indica la rapidez con la que los alimentos pueden elevar el azúcar en la sangre.
Los alimentos que contienen un IG alto pueden reducir la sensibilidad y causar problemas de circulación sanguínea, lo que puede promover la aparición de afecciones cutáneas y dificultar la detección.